En Huelva, a 15 de Julio de 2.012.
Hace algún
tiempo, unos tres años, le envié un post al Juez D. Francisco Serrano del
que nunca recibí respuesta. Se lo envié a su cuenta de facebook. En resumidas
palabras, le decía que el movimiento de padres por la custodia compartida no era
merecedor de un hombre con una predisposición al sacrificio como la que él
estaba vaticinando en todos los medios de comunicación. Le aconsejaba, valga la
expresión, que se apartara de tan admirable labor reivindicativa como era la
que él estaba liderando, porque cuando le llegara "la noche de cuchillos largos",prácticamente
nadie estaría a su lado, y tal vez quienes más huyeran de prestarle ayuda sería
quienes más se beneficiaron de sus acciones. Entonces, le hable desde mi
experiencia. Hoy se lo recuerdo desde mi admiración por su obra.
Al
grano; me llama poderosamente la atención que no veo una contestación
mínimamente proporcionada al varapalo que ha dirigido el Tribunal Supremo
contra D. Francisco Serrano. Antes que él, hubo otros notables que pasaron por
sus mismas humillaciones institucionales, aunque supieron poner pie en
polvorosa y apartarse de un colectivo el cual, aún estando muy necesitado de la
ayuda interior, no tiene gallardia suficiente para corresponderle con su
apoyo personal como soporte exterior de las brillantes aportaciones
de todo tipo que otros le prestan desinteresadamente, traducidas en sapiencias
doctrinales y riesgos actuacionales. Una pena, una auténtica pena, que
existan hombres tan brillantes (también mujeres, no olvidemos a Maria
Sanahuja), dispuestos a sacrificar sus vidas personales y profesionales, por la
defensa de los derechos e intereses de nuestros hijos a quienes nosotros, los
padres, somos incapaces de estar a la altura de la respuesta organizada que aquellos
brillantes activitas de la igualdad paterno filial son merecedores.
El Juez Serrano no estaba en absoluto necesitado de meterse en estos
berengenales; éramos nosotros, los padres, quienes estábamos y siguimos estando
necesitados de sus aportaciones, pero al no existir en este colectivo un
espíritu de solidaridad, he aquí los desgraciados resultados. Dª Maria Sanahuja
se retiró a tiempo a sus cuarteles de invierno, e hizo muy bien. Acertó
desmarcándose de quienes no le merecíamos. D. Francisco Serrano no supo
marcarle las distancias a este toro manso, cobarde y traicionero, que es la
justicia alienada con los principios actuacionales del feminazismo. Se ha visto
solo en el centro del ruedo, con cornada en la ingle y sin la ayuda de nadie.
He sentido como una herida de lanza en mi propio cuerpo la decisión del Supremo
de "expulsar" de la carrera judicial a D. Francisco Serrano; lo
acaecido estaba en la hoja de ruta de quienes se atreven a plantar cara al
poder feminazista, en el que están camuflados no solo jueces y fiscales,
también destacados fariseos de la política, los medios de comunicación, la
literatura e incluso de la misma Iglesia. Ellos son muy fuertes, les une un
interés ideológico común muy arraigado a sus conciencias y un pesebre
compartido del que todos sacan algún provecho. NUESTRA DESGRACIA COLECTIVA,
como movimiento de padres, es que la condición personal que subyace entre
nosotros es la insolidaridad y el pasotismo, el afán de protagonismo individual
y la insostenible falsa excusa de la defensa de nuestros hijos, argumento pobre
que por esa misma carencia de vitalidad, nos vemos como nos vemos, sin líderes,
sin apoyos externos, sin capacidad de audiencia en los medios, sin recursos,
sin organización, y lo que es peor: SIN SENTIMIENTO DE LA DIGNIDAD DE PADRES
VICTIMAS DEL FEMINAZISMO.
Hago una propuesta, que ya he mencionado en otros posts. El Juez D. Francisco
Serrano se merece una expresión nacional de apoyo, de afirmación de sus formas
de hacer justicia. Propongo al movimiento de padres emprender las acciones
necesarias para promover una gran acción popular contra los tres magistrados
del Tribunal Supremo que tan infamemente se han pronunciado en contra del Sr.
Serrano, a favor de su exterminio como hombre de sentimientos justos,
ejecutando aquella acción exterminadora en un alarde de desprecio a la
justicia, de ignorancia del derecho aplicable al menor en los conflictos de
familia, y de desprecio al sentimiento social dominante, fuente de la justicia
esperada, que es el acogido por D. Francisco Serrano en aquella resolución que
acordó, para su infortunio, lo que desde el punto de vista de la jauría del
Supremo ha debido ser motivo para apartarle de la carrera judicial. Aún
desconozco totalmente al padre del niño que se benefició de aquella decisión
del Juez Serrano. ¿Existe?. También desconozco a la criatura. ¿Acaso no tiene
el derecho a ser oido?.
Mariano Orta.