martes, 17 de julio de 2012

Reflexiones sobre lo sucedido al Juez Serrano


En Huelva, a 15 de Julio de 2.012.

                   Hace algún tiempo, unos tres años,  le envié un post al Juez D. Francisco Serrano del que nunca recibí respuesta. Se lo envié a su cuenta de facebook. En resumidas palabras, le decía que el movimiento de padres por la custodia compartida no era merecedor de un hombre con una predisposición al sacrificio como la que él estaba vaticinando en todos los medios de comunicación. Le aconsejaba, valga la expresión, que se apartara de tan admirable labor reivindicativa como era la que él estaba liderando, porque cuando le llegara "la noche de cuchillos largos",prácticamente nadie estaría a su lado, y tal vez quienes más huyeran de prestarle ayuda sería quienes más se beneficiaron de sus acciones. Entonces, le hable desde mi experiencia. Hoy se lo recuerdo desde mi admiración por su obra.
         
                  Al grano; me llama poderosamente la atención que no veo una contestación mínimamente proporcionada al varapalo que ha dirigido el Tribunal Supremo contra D. Francisco Serrano. Antes que él, hubo otros notables que pasaron por sus mismas humillaciones institucionales, aunque supieron poner pie en polvorosa y apartarse de un colectivo el cual, aún estando muy necesitado de la ayuda  interior, no tiene gallardia suficiente para corresponderle con su apoyo personal como soporte exterior de las brillantes aportaciones de todo tipo que otros le prestan desinteresadamente, traducidas en sapiencias doctrinales y riesgos actuacionales. Una pena, una auténtica pena, que existan hombres tan brillantes (también mujeres, no olvidemos a Maria Sanahuja), dispuestos a sacrificar sus vidas personales y profesionales, por la defensa de los derechos e intereses de nuestros hijos a quienes nosotros, los padres, somos incapaces de estar a la altura de la respuesta organizada que aquellos brillantes activitas de la igualdad paterno filial son merecedores.

                   El Juez Serrano no estaba en absoluto necesitado de meterse en estos berengenales; éramos nosotros, los padres, quienes estábamos y siguimos estando necesitados de sus aportaciones, pero al no existir en este colectivo un espíritu de solidaridad, he aquí los desgraciados resultados. Dª Maria Sanahuja se retiró a tiempo a sus cuarteles de invierno, e hizo muy bien. Acertó desmarcándose de quienes no le merecíamos. D. Francisco Serrano no supo marcarle las distancias a este toro manso, cobarde y traicionero, que es la justicia alienada con los principios actuacionales del feminazismo. Se ha visto solo en el centro del ruedo, con cornada en la ingle y sin la ayuda de nadie.

               He sentido como una herida de lanza en mi propio cuerpo la decisión del Supremo de "expulsar" de la carrera judicial a D. Francisco Serrano; lo acaecido estaba en la hoja de ruta de quienes se atreven a plantar cara al poder feminazista, en el que están camuflados no solo jueces y fiscales, también destacados fariseos de la política, los medios de comunicación, la literatura e incluso de la misma Iglesia. Ellos son muy fuertes, les une un interés ideológico común muy arraigado a sus conciencias  y un pesebre compartido del que todos sacan algún provecho. NUESTRA DESGRACIA COLECTIVA, como movimiento de padres, es que la condición personal que subyace entre nosotros es la insolidaridad y el pasotismo, el afán de protagonismo individual y la insostenible falsa excusa de la defensa de nuestros hijos, argumento pobre que por esa misma carencia de vitalidad, nos vemos como nos vemos, sin líderes, sin apoyos externos, sin capacidad de audiencia en los medios, sin recursos, sin organización, y lo que es peor: SIN SENTIMIENTO DE LA DIGNIDAD DE PADRES VICTIMAS DEL FEMINAZISMO.

               Hago una propuesta, que ya he mencionado en otros posts. El Juez D. Francisco Serrano se merece una expresión nacional de apoyo, de afirmación de sus formas de hacer justicia. Propongo al movimiento de padres emprender las acciones necesarias para promover una gran acción popular contra los tres magistrados del Tribunal Supremo que tan infamemente se han pronunciado en contra del Sr. Serrano, a favor de su exterminio como hombre de sentimientos justos, ejecutando aquella acción exterminadora en un alarde de desprecio a la justicia, de ignorancia del derecho aplicable al menor en los conflictos de familia, y de desprecio al sentimiento social dominante, fuente de la justicia esperada, que es el acogido por D. Francisco Serrano en aquella resolución que acordó, para su infortunio, lo que desde el punto de vista de la jauría del Supremo ha debido ser motivo para apartarle de la carrera judicial. Aún desconozco totalmente al padre del niño que se benefició de aquella decisión del Juez Serrano. ¿Existe?. También desconozco a la criatura. ¿Acaso no tiene el derecho a ser oido?.

                  Mariano Orta.