martes, 26 de junio de 2012

Custodia Compartida, y… ¿por qué sólo en vacaciones?


Este fin de semana comienzan las vacaciones escolares de verano… Por fin llegan, afortunadamente, somos muchos los que las tenemos bien merecidas, y las esperamos con una gran ilusión, tanto los niños, adolescentes y jóvenes en edad de estudiar, como los adultos. Lo digo por experiencia, pues soy padre divorciado (también he sido profesor y sé lo que las vacaciones significan para los profesores y los alumnos a lo largo del extenso curso escolar…)
Por fin podré gozar de la compañía de mi hija, y ella de la mía, durante un “tiempo suficiente”. Algunos que lean estas líneas dirán qué ¿a cuento de qué dirá esto este buen hombre? Pues muy sencillo, mi hija pasa conmigo apenas una semana al mes (días que, sumados a los periodos vacacionales, no superan los tres meses de estancia al año, 90 días de 365…) Y algunos seguirán preguntando ¿Es que este señor es una mala compañía que su hija ha de evitar por algún motivo?
Mi situación personal no es demasiado diferente a la de los miles de varones que en España, año tras año son expulsados de su casa, excluidos de la educación y crianza de sus hijos y convertidos en “padres periféricos”, gente a la que con la coartada de “el interés superior del menor”, se priva del ejercicio de la patria potestad (mejor cabría decir autoridad parental como la denominan nuestros vecinos los franceses) gente que en la mayoría de los casos es obligada a firmar “acuerdos trampa” (los llamados convenios reguladores) mediante amenazas, coacciones, extorsión, etc. cuando no les son impuestos por el o la juez de turno con la complacencia de “el fiscal de familia”, en los que se les conceden migajas (y a sus hijos, y esto es lo más preocupante) llamadas “regímenes de visita”. Les recuerdo a quienes lean estas líneas que, en España solamente tienen regímenes de visita los presos y los padres separados no custodios…