jueves, 20 de marzo de 2014

Una historia que no existe.

Estimada Nuria:
Siento mucho tu problema, siento tu enfermedad (no ha mucho he vivido el drama del cáncer en mi propia familia con resultados radicalmente diferentes, pero eso no me capacita para ponerme en tu lugar, sólo entenderte), siento que no puedas ver a tu hija, aunque así sea tu derecho natural y, aún más, el de tu hija, aunque lo digan las leyes de este país y así lo haya acordado el juzgado de turno donde se ve tu ruptura, pero has de entender que tu problema no existe. Lo que relatas es una historia que no existe.
En este país que compartimos, España, no se usa a los niños en los procesos de divorcio, no se les manipula impunemente ante la impasibilidad de las autoridades, no se les educa en el odio para que rechacen al otro progenitor ni se les permite vivir en el miedo. Eso no ocurre.
He conocido que te mueres, que se escapa la vida entre tus dedos, que tuviste una hija en 2010 junto a tu expareja, pero que las formalidades burocráticas aún no han plasmado tu nombre en la documentación que reconoce que tú eres la madre, haya nacido esa criatura de tu vientre o de tu corazón. El padre de esa niña, tu expareja, en un acto de magnanimidad propio del tirano antiguo, te concedió (él, no los juzgados de este país que son incapaces de hacerlo) verla hasta julio de 2012 y luego decidió dejar de hacerlo. En su magnanimidad el Juzgado de Primera Instancia número 15 de Barcelona te reconoció en marzo de 2013 el derecho de ambas de veros una hora cada catorce días. Una vida en una hora, un amor de madre en una hora, un amor de hija en una hora. Sin duda, un amor acelerado. No puede ser de otra forma.
Antes el padre estuvo dilatando vuestro encuentro seis meses (tu enfermedad llevaba entre nosotros desde hacía años) por el simple método de no decir en qué lugar encontraros. Una hora de amor. Y el juzgado advirtiendo a un padre (los llaman aún así) y la vida escapando. Cuando el juzgado decide tomar una decisión es el padre (insisto, los siguen llamando así, como al resto de padres) e incumplió durante meses las visitas con una simple llamada de teléfono.
Y todo esto es así porque tú no eres madre, tú no la pariste, solo la deseaste, acompañaste al padre a fecundar un vientre de alquiler y estuviste presente en el parto. Todo eso da lo mismo porque eso no es más que una excusa, porque aunque lo hubieras hecho, le hubieras incorporado tu carga genética, la hubieras parido y amamantado desde el primer día, en España esto no existe, nadie te va a reconocer que te estan alienado de tu hija, te separan de ella con una sencillez y caradura que ningún juez (o muy pocos) son capaces de doblar. Ellos no están para esas cosas.
Victora se fue antes que tú, y luego otras. Fueron mis amigas, siguen día a día sentadas a mi mesa de trabajo y me dan la fuerza que necesito para seguir, pero reconozco que la mesa hace mucho que se ha quedado pequeña.
Tuyo, para lo que quieras
José Manuel Aguilar Cuenca
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/03/18/catalunya/1395178171_305168.html

http://jmaguilar.com/blog/wordpress/una-historia-que-existe/