lunes, 3 de diciembre de 2012

Ménage à trois: Feminismo – Empresa – Estado

Cuando llegué a Suecia, traía en mi alforja ideológica un alto grado de adoctrinamiento feminista, un feminismo que no tuve reparos en difundir a través de Radio Sur, en el primer y único programa radial que hemos tenido los cubanos en este país y del que me honro por haber fundado.
Pero me pasó como le ocurría a muchos comunistas honestos enviados a estudiar a los antiguos países comunistas, me convertí en un disidente… del feminismo, contraponiéndole un humanismo que ve en la condición, precisamente  humana de un ser, sin pensar en su género o sexo, la razón suprema de su dignidad. Algo dificil de entender para quienes han hecho del hombre lo que los nazis hicieron del judío, la substancialización del mal.
Y he sido disidente, en una disidencia que nace de lo que se constata día a día, de esta religión política aquí, donde el feminismo, aunque sus portavoces oficiales se nieguen a reconocerlo, es la ideología oficial, la visión del mundo que lo impregna todo, desde las formaciones humanística hasta el sistema jurídico, pasando naturalmente por la escuela, la policía y en general por todo el aparato del estado de bienestar.
No se trata con este país, de una excepcionalidad. Suecia es sólo el laboratorio donde más  se ha avanzado en un experimento que a distintos ritmos se desarrolla en el resto de los países industrializados, desde Japón a los Estados Unidos, y del que no escapan aquellos en o en vías de desarrollo, como podemos ver con el feminizamiento (que no afeminamiento, aunque también haya un tanto de ello), de Argentina, Brasil, Cuba y México.
Quizás unos de los lugares donde con más violencia y rapidez se imponen esta nueva religión es España, esto hace que sus resultados sean mucho más fáciles de ver -por ejemplo  a  través de la taza de natalidad, una de las mas bajas de Europa-, a diferencia de los países germánicos, donde la cosa ha sido más lenta y sinuosa; creándose un complicado sistema de “ayuda familiar” que amortigua el impacto de la desestructuración de la propia familia,  es por ello que eligo la madre patria para escribir esta nota.
Y no se trata de un problema de Socialistas o Conservadores, aqui todos tiran del mismo yugo, aunque el PP desde la oposición, del mismo modo que hacía con el asunto de los derechos humanos en Cuba, para atraer votantes, jugara al enfrentamiento con el nazifeminismo, corporativismo impulsado a todo tren por el gobierno Zapatero.

Seguir leyendo:

http://cubanuestra1.wordpress.com/2012/11/24/menage-a-trois-feminismo-empresa-y-estado/