martes, 18 de diciembre de 2012

Kramer.com vs. Kramer.com: tiempos de custodia compartida... y a distancia


NUEVA YORK.- Es probable que la mayoría de las parejas divorciadas prefieran no verse las caras nunca más. Pero cuando se comparte la custodia de los hijos el interminable tira y afloja permite suponer que se producirán ciertos encuentros frente a frente. Pensemos si no en el intríngulis de las vacaciones, en quién va y quién no al cumpleaños de Lucy, y en los "Maxi se olvidó otra vez la tarea en casa de papá". O en esos endiablados contratiempos que pueden surgir si mamá, por ejemplo, decide que en su casa se come kosher, pero en la casa del padre los chicos comen sándwiches de jamón. O cuando el nuevo novio de mamá de pronto se queda a dormir una de esas noches en las que los chicos "le tocan a ella".
Primero hay que decir que por bien coordinados que están los ex esposos aún padres, lo más probable es que se produzcan llamadas telefónicas que terminen en llanto, ásperas discusiones en el momento de pasar a buscar a los hijos y peleas a los gritos, porque no se está ahorrando lo suficiente para enviarlos a la universidad, todo ello, muchas veces, con los chicos ahí presentes.
Todo eso podría evitarse, por supuesto, si no hubiese necesidad de ponerse a tiro. Y eso es precisamente lo que ocurre en nuestros días, ya que la fría distancia que impone la tecnología está ayudando a atemperar la rispidez de diálogo entre los ex consortes. Según la opinión de los abogados especializados en divorcios y de los propios implicados, manejar los detalles a través de la tecnología ha significado un gran avance en ese sentido.
Es una custodia compartida y a distancia. La diferencia es enorme. Como muchas mujeres, Erin McGillivray, de 26 años, rompió con su novio antes de casarse. Pero a diferencia de otras mujeres comprometidas, ella además quedó embarazada. La pareja se separó cuando su hija tenía 8 meses, y ahora están atados de por vida por el vínculo de paternidad. McGillivray es una estilista de moda de Minneapolis que quedó inmersa en una disputa con su ex por la custodia de su hija, que ahora tiene dos años.
"Por lo general, cuando uno termina con alguien, no está obligado a volver a verlo todo el tiempo -dice McGillivray-. Pero yo tengo que verles la cara a mi ex y a su novia actual varias veces por semana. Él seguirá estando presente en mi vida por lo menos durante 17 años más."
Según McGillivray, cuando ambos se ven las caras la cosa termina inevitablemente en una pelea, así que ella decidió mantenerlo a una segura distancia electrónica. "Cuando tenemos que ponernos de acuerdo por algún tema de nuestra hija, normalmente nos comunicamos por mail. Horarios, quién la pasa a buscar, quién se ocupa si se enferma: todas esas cosas las resolvemos por mail. Ni él ni yo queremos pelearnos enfrente de nuestra hija, y por más que intentemos evitarlo, nosotros sabemos que igual va a ocurrir", dice.
Es comprensible que la mayoría de la gente prefiera no cruzarse con la persona a la que probablemente decidió abandonar durante una sesión de terapia de pareja. Si uno no se llevó lo suficientemente bien con alguien como para seguir casado, nada indica que después del divorcio las cosas vayan a mejorar.
"La gente no quiere hablar con sus ex porque hasta el sonido de su voz les resulta irritante", dijo Randy Kessler, presidente del Departamento de Derecho de Familia de la Asociación Norteamericana de Abogados y especialista en derecho matrimonial de la ciudad de Atlanta. "Pero pueden mandarse un mail. Pueden compartir un calendario online . Pueden utilizar una gran variedad de recursos que brinda Internet. Hasta existen aplicaciones para divorciados."
"Definitivamente, el mail hace desaparecer el fastidio de verse cara a cara y el costado emocional de la custodia compartida", afirma Luboc Stark, abogado de divorcios de Manhattan. "Alcanza con escribir: «Quiero pasar a buscar a Kimmy a las 5, pero estoy demorado y no voy a llegar hasta las 6». Es una gran solución."
Cuando Zeita Jones, una enfermera de 39 años de Los Ángeles, se divorció en 2010 de quien fue su marido por 15 años, lidiar con su ex y con la rotación de sus tres hijos era sumamente difícil. "Al principio, cuando las emociones estaban todavía en carne viva, resolvíamos por mail y mensaje de texto", dice Jones. "Cuando no hay que escuchar la voz del otro, todo es mucho más fácil, menos dramático."
Para Cheryl Wu, pediatra de 34 años de Manhattan, la clave está en dejar constancia de todos los detalles en un calendario de Google manejado por ambos padres. Ella y su marido tienen la custodia compartida de su hijo de 5 años. Primero intercambian mails sobre detalles concretos del asunto a resolver, hasta que llegan a un acuerdo y lo agendan en el calendario compartido. Desde que se separaron en 2010, sólo tuvieron que verse cara a cara en dos o tres oportunidades.
"En el calendario compartido está todo, así que no hay pelea posible -dijo Wu-. Al principio era yo la que se ocupaba de ir llenándolo, pero le pedí al padre que también hiciera su parte, así que ahora todo queda escrito ahí."
Esos arreglos se vuelven cada día más necesarios. A diferencia del estilo Kramer vs. Kramer de la década de 1970, cuando la custodia se otorgaba casi por defecto directamente a las madres, los actuales acuerdos de "familia binuclear" posteriores al divorcio suelen ser mucho más igualitarios entre los progenitores. En Estados Unidos, casi todos los estados ofrecen alguna alternativa legal de custodia compartida, que suele ser la norma. Y si bien las leyes varían mucho entre un estado y otro, la custodia física compartida es cada vez más común.
"En la década de 1980, uno veía a papá los domingos y tenía su «cajita feliz7 y su helado en cucurucho", dice Leslie Barbara, abogada asociada del Departamento de Familia y Matrimonio del estudio Davidoff Hutcher & Citron, de Manhattan. "Ahora es todo más unisex, y tanto el padre como la madre tienen su propia esfera de influencia. Se arma lo que se llama un «calendario de acceso compartido» y están los «coordinadores parentales» que ayudan a organizarlo."

DIVORCIOS POR SKYPE

Los ex consortes no son los únicos beneficiarios de esa distancia comunicativa que imponen el teclado y la pantalla. La tecnología se ha convertido en un elemento tan común en los acuerdos de divorcio que ya forma parte del proceso legal formal, una tendencia que celebran tanto jueces como abogados. Actualmente, muchos acuerdos de custodia compartida estipulan sesiones semanales vía Skype entre el padre o la madre y sus hijos cuando no están con ellos.
"Todo queda estipulado al detalle -dice Michael Kelly, abogado de divorcios y socio de Kelly, Fernández & Karney, de Los Ángeles-. En determinado horario uno tiene que estar disponible telefónicamente, y el que no cumple, corre el riesgo de perder la custodia."
Suele pedirse a los padres que les compren un celular a sus hijos, y la duración de las llamadas queda registrada para controlar la cantidad de tiempo que le dedicó cada uno. "Así, la mamá no puede decirle al hijo: «Está bien, podés hablar con tu papá, pero dos minutos y nada más»," dice Kelly. Y como el padre o la madre llaman al hijo directamente a su celular, se anula la posibilidad de una discusión entre ambos al atender el teléfono.
Como las relaciones a veces se deterioran al punto de volver a recurrir a los tribunales, cada vez son más los jueces que intiman a los ex cónyuges a resolver sus diferencias a distancia tecnológica. Existe una novedosa variedad de herramientas de custodia online que han sido pensadas para mantener a raya a los padres belicosos.
Sherry Thomas, una mujer de 56 años de Boca Raton, Florida, comparte la custodia física de sus dos hijos adolescentes con su ex marido. Desde su divorcio, en 2005, no han tenido más que problemas y desacuerdos. Cuando Sherry le pidió al juez que ordenara terapia parental para ambos, el magistrado en cambio les ordenó utilizar una herramienta online llamada Our Family Wizard ("Nuestro Instalador de Familia"). Ahora los abogados de ambas partes supervisan el intercambio de mails entre ella y su ex para asegurarse de que cada parte los responda en tiempo y forma. Todos los mails son fechados y guardados. Los padres pueden crear un registro de gastos comunes y recibir notificaciones automáticas y recordatorios de sus obligaciones parentales. "Es una excelente idea, siempre y cuando ambos padres lo usen", dice Sherry. "De lo contrario, una puede terminar de nuevo frente al juez."
Muchos consideran que el Instalador Familiar y otras herramientas de custodia online son una salvación posmatrimonial, sobre todo cuando el anticuado método del diálogo ha fracasado. En algunos casos de divorcios muy controvertidos, a los padres se les prohíbe expresamente levantar el teléfono salvo que al chico se le haya roto una pierna o se produzca una verdadera emergencia.
"Las parejas más hostiles son las que usan el Instalador, y creo que si no lo hicieran no lograrían decidir nada -dice Fran Walfish, un psicoterapeuta de Beverly Hills-. Si no se comunicaran online , directamente no se comunicarían."
Y como todos esos intercambios quedan por escrito (ya sea en un texto, un registro de llamadas o un calendario online) , se genera un registro permanente de quién hizo y quién escribió qué. Y cualquier inconducta puede convertirse en evidencia.
Pam Abrams, una escritora freelance de Manhattan, se divorció en buenos términos y sin abogados en 2006. Pero con el tiempo las relaciones con su ex, con quien comparte la custodia de dos hijos, se agriaron. Hubo épocas en las que apenas se dirigían la palabra, y el dinero era una fuente de fricciones casi constantes. "Cuando andábamos a las patadas, arreglábamos todo por mensaje de texto", dice Abrams.
Pero como bien lo sabe todo aquel que alguna vez se haya peleado electrónicamente, los mensajes escritos también pueden ser irritantes. Los chistes, las ironías, el sarcasmo y hasta una honesta gentileza pueden perderse en la nube de texto. Y así como nadie contesta los mails de gente con la que no quiere mantener contacto, tampoco contesta los mails de un ex marido o ex esposa.
"En un momento la relación era tan ríspida que no quería recibir ni sus mensajes de texto ni sus mails ni nada", recuerda Abrams.
¿Y? ¿Dónde está la tecnología que pueda resolver eso?