miércoles, 20 de junio de 2012

Entre feministas


Hace meses, durante mi primera intervención en la Comisión de Igualdad, supe que andaba por territorio comanche.
Abrí mi discurso pidiéndole a la ministra Mato que hiciera un ejercicio de agudeza visual y diagnosticara un error evidente.
Lo hizo, lo hicieron todas: Yo era el único hombre entre las personas que formaban esa comisión. Eso indicaba un grave problema, dije, pues demuestra que en este país, la igualdad se había dejado enteramente en manos de las mujeres. Ese problema se agudizaba porque, durante el gobierno de Zapatero, se habían construido esas políticas en contra de los hombres, negando a estos el debate e incluso creando una asimetría penal a todas luces injusta.
El PP parecía haber adoptado el criterio socialista y no se atrevía a cuestionar el modelo. Una destacada diputada popular me pedía en cierta ocasión que no fuéramos adelante con la custodia compartida pues “muchos hombres la querían únicamente para quedarse con el piso y con los hijos“. Yo la miraba incrédulo asistiendo a una evidente proyección de lo que ha venido siendo la realidad que muchos hombres hemos sufrido en este país.
En esa comisión de Igualdad se tuiteó el día de aquella intervención, en la que defendí el modelo de custodia, que conmigo había entrado en el congreso la voz de los maltratadores. Así se afina allá dentro.
Se abren sesiones pidiendo que se reprueben las palabras de Valderas acerca de las tetas de la delegada del gobierno de Andalucía, el PSOE se niega como el PP cuando los morros de la Pajín… Cada partido utiliza la menor oportunidad para declararse los únicos garantes de la igualdad y reprochar al contrario
Y en el pleno de la semana pasada las cosas se volvieron a salir de madre.
Intervenía yo hablando acerca de una propuesta de un PSOE que hacía gala de esa superioridad moral que no posee. Y al hablar de como sus políticas no habían solucionado nada – el numero de mujeres víctimas de la violencia de género sigue inamovible -, denunciar que no se puede crear igualdad contra los hombres, criticar la asimetría penal y anunciar que UPyD iba a presentar al día siguiente el proyecto por la custodia compartidase armó el pifostio.
Garzón tuiteaba haber escuchado entre gritos un “grandísimo hijo de puta” dirigido a mi, Posadas intentaba sin éxito que se mantuviera la calma parando mi discurso tres veces. Una socialista montaba un follón impresionante haciendo gestos con los que me llamaba cara dura en otra muestra de proyección…
Esa Diputada era Ángeles Alvarez, la misma que me llamó maltratador aquel lejano día. Una mujer mediocre entre tantas y tantos que han construido su carrera al calor de una igualdad intencionadamente corrompida.