Ángel Luis Campo (Oviedo, 1960) se encara al año con entre 600 y 700 casos de rupturas matrimoniales, la mitad de los asuntos de su juzgado, en su condición de juez de familia de Gijón. El dramatismo que estas situaciones conllevan para quienes atraviesan por ellas se puede atenuar con procedimientos de mediación previos a la intervención judicial de los que este juez, con veinticinco años de carrera, casado, y con cuatro hijos, es un abierto defensor. Campo desafía la corrección política y sostiene que el maltrato doméstico, al menos en sus casos leves, no se resuelve estimulando la denuncia y condena, sino ahondando en los conflictos y trabajando desde la terapia familiar.
-Igual que la mujer sufre una discriminación en el ámbito laboral, en el derecho de la familia, quitando lo que se llama violencia o maltrato, ha habido siempre una discriminación en contra del hombre, siempre ha llevado la peor parte. Habría que introducir lo que tan en boga está ahora, la discriminación positiva, con la que yo no estoy de acuerdo porque no deja de ser una discriminación y como tal crea injusticias. Hay que resolverlo fomentando la igualdad de otra manera. Y se puede hacer...